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El vaso de agua

En una sesión grupal, la psicóloga en un momento dado levantó un vaso de agua.

El beso perfecto.

Los besos ayudan a aliviar los estados depresivos, estimulan la liberación de las hormonas del bienestar, y benefician la salud física y psicológica.

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sábado, 24 de enero de 2015

LA VENTANA DEL HOSPITAL.




Barcelona 1940. En un hospital de posguerra, una sala blanca alojaba a veinte hombres con pulmones negros.

En esa antesala de la muerte había solo una ventana. El único enfermo que tenía la cama junto a esa ventana, agonizaba... pero generoso narraba para el resto lo que veía a través de ella: los besos de los novios, el juego de los niños, el trasiego del mercado... Era un relato cotidiano que vivificaba a los que la tuberculosis condenó a muerte.

Una noche, solo uno de los enfermos estaba despierto. Dos moscas anidaban en su cara inmunes al balanceo de su cabeza. De pronto, vio como el narrador de la codiciada ventana se retorcía de dolor entre convulsiones. Le pidió auxilio con la mirada pues no podía gritar ni estirar el cordón para avisar a la enfermera. Pasó de él y sonrió con indisimulada maldad al ver como el obstáculo a la envidiada ventana se extinguía. Tras una horrible agonía de 20 minutos, murió con el rostro desencajado.

Al día siguiente, cuando retiraban el cadáver, el envidioso pidió al doctor si podía ocupar esa cama que quedaba libre junto a la ventana. Al doctor le extrañó pero lo autorizó. Cuando los enfermeros le trasladaron, cerró los ojos ilusionado. Su corazón bombeaba agitado: por fin vería la calle. Al abrirlos, se escuchó un grito de desgarro y desesperación. Tras las rejas de esa ventana solo había una pared blanca. Esa ventana fue ilusión compartida, pero para el miserable que le dejó morir, no era nada, solo una jodida pared blanca.


Gracias por leer.

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1 comentario:

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